A medida que la gestión de la movilidad se hace más y más sofisticada, también contamos con mejores herramientas que nos permiten una aproximación más precisa. Y es que la técnica es, en este caso, un apoyo fundamental para garantizar la rentabilidad y la sostenibilidad de los modelos de movilidad propuestos.
En este sentido, para la ingeniería de tráfico y transporte, son claves los distintos tipos de simulaciones. Las micro y macro simulaciones son algunas de las herramientas de análisis que nos permiten conocer, entender y tomar decisiones respecto a sistemas de alta complejidad.
Este es el caso de la simulación de movilidad, que parte de la necesidad de comprender los procesos que ocurren para predecir comportamientos y situaciones, permitiendo así una gestión adecuada del tráfico en un futuro. Y es que, ser capaces de organizar de forma eficiente la movilidad es clave en la vida de las ciudades y vías de comunicación de los países.
A la hora de ejecutar una simulación es necesario un modelo, es decir, una representación del ámbito de estudio creada para observar el funcionamiento del lugar y a su vez con el objetivo de resolver todas las deficiencias de este. El equipo de simulación modificará este modelo base para generar distintos modelos de movilidad y representarlos gráficamente.
En los modelos de movilidad, estas variantes se ejecutan en forma de diferentes escenarios, para cada uno de los cuales se desarrolla una simulación. Los resultados de esta simulación servirán para dar respuesta a las incógnitas de cada escenario en relación con el tráfico y el transporte representados.
Como representación de un sistema complejo, un modelo de tráfico se compone, entre otros, de varios parámetros cuyo objetivo es simular el comportamiento de los vehículos, ya sean privados o públicos, y/o peatones. Los resultados de esta simulación dependen, por un lado, la propia estructura del modelo (sistema viario, cruces semaforizados, etc.…) y por otro el comportamiento de estos vehículos y peatones.
Cuando nuestra intención es explorar distintas opciones de control, soluciones constructivas a nivel vial o situaciones particulares en el sistema, trabajamos para que los resultados de la simulación sean debidos a estos cambios estructurales. Y, para lograrlo, es fundamental que el comportamiento de los vehículos sea coherente y ajustado a la realidad.
El ajuste de los parámetros con el objetivo de que el modelo represente el sistema correctamente es el proceso de calibración y validación que los especialistas llevan a cabo en cada estudio. Habitualmente, este tipo de parámetros se calibran manualmente, con el método del error y aproximación. Generalmente, a la hora de calibrar modelos de tráfico, se dispone de medidas reales de las velocidades, flujos (vehículos/tiempo) y densidades (vehículos/longitud de vía) y serán los propios técnicos de simulación quienes deban optimizar la combinación de estas medidas para lograr la máxima eficiencia.
En resumen, serán la calidad de los datos introducidos, la fiabilidad del modelo y la experiencia del propio técnico quienes nos permitan hablar de éxito en una simulación de movilidad.
El desarrollo de las tecnologías de la información nos ofrece el acceso a nuevas fuentes de datos de tráfico y transporte que podemos incorporar a nuestros modelos como, por ejemplo, la toma de datos mediante visión artificial o el uso de drones para obtener información desde el cielo. Un mundo de nuevas oportunidades que se enriquece día tras día y nos permite ofrecer a los clientes simulaciones más precisas y que aportan mayor valor a su toma de decisiones.
Fuentes:
Aimsum
Aplicación de Simulación en el Control de Tráfico, una Propuesta para Ciudad del Este – Lorena Franco