¿Cuántas veces se han visto atrapados en un atasco sin causa aparente? Aunque no existan obras, ni accidentes, ni sea hora punta, se pueden llegar a formar atascos, son las denominadas “retenciones fantasma”.
Según la ciencia, en todo atasco influyen dos factores: la capacidad de la vía (volumen de vehículos que puede sorportar) y la intensidad del servicio (demanda de tráfico). La relación entre ambos, define el nivel de servicio. Para que se congestione la vía es necesario que el volumen de vehículos sea próximo a su capacidad.
Al alcanzar dicha capacidad, ciertos elementos como un frenazo, un cambio brusco de carril o un accidente en el carril opuesto pueden hacer que un vehículo reduzca su velocidad produciendo un efecto dominó que desencadena en una retención.