De manera frecuente, cuando pensamos en movilidad urbana, nos centramos en aquellos modos de transporte que utilizamos para desplazarnos por nuestra ciudad, ya sea el autobús, el coche, el metro, el tranvía, la bicicleta, etc… Y lo primero que se viene a la mente cuando hablamos de esto, es utilizar transporte que nos sea más cómodo para movernos, siendo este por norma general el que más rápido nos lleva a nuestro destino.
Desde un punto de vista individual, es cierto que lo más probable es que nos fijemos en el modo que mejor se ajusta a nuestras necesidades, teniendo especial importancia el tiempo de viaje como factor clave en nuestra decisión.
Más allá de estos planteamientos individuales, el tipo de movilidad urbana característica de nuestras ciudades tiene enormes efectos, en términos más generales, para sus ciudadanos.
La Comisión Europea desarrolló a lo largo de los años 2017-2020 el proyecto “SUMI”, a partir del cual se elaboraron una serie de indicadores de movilidad urbana sostenible. En este sentido, los indicadores toman en cuenta una serie de cuestiones, tales como:
- Asequibilidad del transporte público para grupos de renta baja.
- Accesibilidad al transporte público para colectivos con movilidad reducida y general.
- Contaminación del aire y acústica.
- Emisión de gases de efecto invernadero.
- Accidentes mortales de tráfico y seguridad vial.
- Eficiencia energética.
- Integración multimodal.
- Satisfacción de los ciudadanos con el transporte público.
- Infraestructura para movilidad activa: peatonal y ciclista.
Estos son sólo algunos de los puntos que trata el proyecto “SUMI”. En conjunto, SUMI fija un total de 14 indicadores principales para medir la movilidad urbana sostenible, y 4 indicadores secundarios. La elaboración de los indicadores es hasta cierto punto compleja, dependiendo de aquella cuestión que se quiera analizar.
A continuación, se muestra como ejemplo cómo se elabora el indicador de accesibilidad para colectivos con movilidad reducida. Este indicador tiene en cuenta la accesibilidad ante diferentes alternativas de transporte, considerando el acceso al propio modo de transporte, a las paradas y estaciones, a las máquinas de tickets y a las oficinas.
Como podemos observar, la forma en la que nos movemos por nuestra ciudad no sólo es una cuestión que afecte a nuestra vida diaria en relación al tiempo que nos cueste llegar a nuestro destino. En términos más generales, afecta socialmente de manera importante a grupos con limitaciones económicas y colectivos de movilidad reducida. El tipo de transporte y su nivel de eficiencia energética afectará a la contaminación de nuestra ciudad y en última instancia a nuestra propia salud y al cambio climático. De la misma manera, la forma en la que nos movamos afectará en gran medida a nuestra seguridad. Asimismo, una ciudad con una infraestructura amplia para movilidad activa (peatonal y ciclista), permitirá que podamos disfrutar de un entorno mucho más agradable, sano y familiar.
Nuevas tecnologías en el ámbito del transporte, como los autobuses y los coches eléctricos, facilitarán en un futuro cercano poder reducir sustancialmente el nivel de gases contaminantes y de efecto invernadero con respecto a los actuales motores de combustión interna. Otra tecnología de vanguardia a considerar (quizá más a medio/largo plazo) serán los vehículos autónomos, que permitirán entre otras cuestiones un mayor nivel de seguridad en los desplazamientos.
Por otro lado, y respecto a nuevos modelos de negocio en el transporte urbano, la movilidad compartida podría tener efectos muy beneficiosos a la hora de fomentar el uso de coches de una manera más eficiente. Es interesante valorar, por ejemplo, la reducción del tiempo en que los coches están aparcados a gracias al uso de modelos como el “car-sharing” (Zity o Share Now), en que los usuarios hacen uso del coche en función de sus necesidades puntuales, permitiendo que haya coches aparcados durante menos tiempo y por tanto mayor espacio libre. Otro ejemplo podría ser el modelo de “ride-sharing” (UberPool o Lyft Shared), en el que se comparte un mismo vehículo “VTC” entre varios usuarios (con las medidas necesarias actuales debido al COVID, pero con un potencial de futuro enorme), de esta manera se podría incrementar la eficiencia energética del vehículo simplemente al transportar a más personas a la vez, de forma que el coche no sirva para desplazar a una sola persona por trayecto.
Todas estas posibles alternativas son complementarias, siendo posible combinarlas a través de un uso del transporte eficiente en cada contexto específico. Por ejemplo, tiene sentido que en el centro de la ciudad se haga un uso masivo del transporte público y se facilite la movilidad peatonal y el transporte no motorizado (evitando de este modo una alta congestión del tráfico en una zona de la ciudad más compacta y con mayor densidad de población), y que en zonas más alejadas del centro puedan utilizarse otras alternativas como coches eléctricos en modalidad de “ride sharing”, con potencial implantación de vehículos autónomos.
Es necesario recordar que el tipo de transporte urbano que escogemos utilizar tiene efectos mucho más allá del tiempo de nuestros viajes, y requiere por tanto cierta reflexión por parte de nosotros mismos y de nuestras instituciones, pues es necesario avanzar hacia sociedades más sostenibles (sociales y ambientales) de cara al futuro.
Se presentan alternativas que en los próximos años nos van a permitir ser menos contaminantes, más eficientes y tener mayor seguridad a la hora de desplazarnos, a través de la movilidad eléctrica, la movilidad compartida o los vehículos autónomos. Disponemos de la tecnología y de los sistemas para movernos de manera más inteligente, y estos van a seguir evolucionando. Ahora lo necesario es una concienciación de la población en este sentido y tomar la decisión de dar los pasos necesarios hacia la elección de una movilidad de futuro mejor para todos nosotros y para el planeta.
Gracias por su lectura.
Jorge Labordeta | Int. Bid Manager
Referencias
Sustainable Urban Mobility Indicators (SUMI) – Mobility and Transport – European Commission. Mobility and Transport – European Commission. (2021). Retrieved 16 March 2021, from https://ec.europa.eu/transport/themes/urban/urban_mobility/sumi_en.
Three Revolutions in Urban Transportation. (2017). [Ebook]. Retrieved 16 March 2021, from https://steps.ucdavis.edu/wp-content/uploads/2017/05/STEPS_ITDP-3R-Report-5-10-2017-2.pdf.
The sustainable mobility paradigm. (2007). [Ebook]. Retrieved 16 March 2021, from http://www.civil.ist.utl.pt/~martinez/PDF/MobiCredit/Paper10.pdf.